miércoles, 11 de mayo de 2016

CONFERENCIA "ANTE EL UMBRAL DE LA MUERTE" POR FRANCISCA SÁEZ




Abordaremos el tema de la muerte definiéndola como el fin de un proceso: la muerte puede ser psicológica ante una idea, emocional y, también, física. Pero la muerte física sólo es física. Sabemos que nacemos, nos desarrollamos y morimos. Y esos procesos van a ser siempre los mismos en una tierra tridimensional dual como en la que vivimos. Lo que pasa es que la medicina ya está diciendo que es posible la inmortalidad. Es posible porque el cuerpo no enferma, se renueva cada cierto tiempo…

Yo hablaría de una mala muerte porque por ley tenemos que nacer, desarrollarnos y morir, pero podríamos morir con ciento y pico años como en la antigüedad y sin ninguna enfermedad. ¿Por qué morimos rabiando? No es necesario morir sufriendo o con un cáncer con 40 años. Hay energías internas nuestras, tanto psicológicas como emocionales, que producen la somatización de enfermedades. Ya sabéis que hay un lenguaje de los órganos: que el páncreas y el hígado tiene que ver con el resentimiento y las células del cáncer se desarrollan diferentes a otras y empiezan a avanzar. ¿Qué pasa cuando no somos nosotros mismos, cuando vamos contra natura de lo que realmente somos? Nos estamos produciendo un cáncer. ¿Qué pasa cuando somos y sentimos de una manera y no actuamos en consecuencia? ¿No estamos gestando un cáncer? Yo tengo hijas enfermeras y me dicen que hay una pandemia de cáncer. Y eso sucede en el momento que uno deja de ser uno mismo.

Todos tenemos todas las enfermedades latentes. El cáncer también y sólo se marcha con la muerte. Podemos paralizarlo con tratamientos que, por otra parte, perjudican a otros órganos… Sólo si cambiamos la conciencia psicológica o emocionalmente seremos autosuficientes para sanarnos a nosotros mismos.

Tenemos un campo periespiritual que unifica al ente. Y en ese campo están todas las emociones positivas y negativas. Porque no le importa al ente ni al universo si estamos en positivo o negativo. Si estamos energéticamente descolocados de alguna manera, cuando muere el cuerpo en la Tierra, el campo periespiritual no atraviesa la última capa de bioesfera. Por eso volvemos a reencarnar. No saldremos de este estado tridimensional hasta que todas las situaciones, tanto positivas como negativas, estén totalmente integradas. La psique llama negativo a lo malo y no es negativo, sólo es la otra cara de la moneda.

Deberíamos morir sentados tranquilamente con ciento y pico de años. No es necesario el sufrimiento en la Tierra. Tenemos un sistema nervioso que, si lo hay, siente dolor, pero no tenemos que vivir el sufrimiento. El espíritu o la energía que nos contiene no muere nunca. La energía según un principio científico ni se crea ni se destruye, se transforma en etapas. Nos contiene una energía de un 98% y sólo un 2% es biología. Por lo tanto ya sabemos que somos un holograma, que es real pero no es la realidad. Podemos estar eones de millones de tiempo para volver a casa... A casa significa el ‘akhasa’, el Principio Inteligente, de donde parte el ser humano Dios implícito en él. Pero aquí en 3D no podemos ir a otras dimensiones con un pensamiento dual en dicotomía: “¿Me quiere? ¡Qué feliz! ¿No me quiere? Me quito la vida”. Dándole el poder a lo que llamamos negativo por estructuras y códigos seguimos en dualidad, por lo tanto, no saldremos todavía de aquí, volviendo a reencarnar.

El akhasa no está a años luz. Al mismo tiempo que estamos aquí, estamos allí. En el mundo de la energía no hay tiempo ni espacio, todo es un mismo tiempo. No hay alto ni bajo, ni izquierda ni derecha… todo eso pertenece al estado de tiempo lineal, donde estamos. En la energía todo está interactuando al mismo tiempo. Por lo tanto, está a años luz el akhasa medido en tiempo lineal porque todavía sentimos que falta mucho para esa evolución. Por eso reencarnar no es malo. No podemos volver a casa con situaciones en frecuencias de 125. Una bombilla de 125 no la puedes enchufar a 220 porque se quema. No podemos volver al akhasa con situaciones divididas sin integrar, ni siquiera vislumbrar todo lo que está en 5D porque nos quemaría el fuego, la luz, la vibración. He dicho antes que somos frecuencias vibratorias en la energía que junto a una organización de átomos componen la vida orgánica. Esas frecuencias no se pueden acoplar si hay división (3D); así no podemos ir a un estado de unificación (5D)que sería el próximo paso.

Esta carcasa física nos impide que tengamos la libertad absoluta o la visualización absoluta de lo que realmente somos. Por lo tanto, para mí la muerte física es una liberación.

La muerte viene cuando la misión está cumplida. Puede llegar el momento con 5, con 20 o con 40 años. ¿Cuánta gente ha muerto con 40 años, sentados y sin sufrimiento? Morimos cuando el compromiso que cuánticamente traemos todos como propósito de existencia o de experiencia llega a su fin.

Tenemos un cuerpo que es etéreo, y ese cuerpo esencial, que parte de la Fuente Primigenia, del akhasa, está intacto en nosotros. Y siempre está, vivamos aquí o en otro planeta… porque hay más planetas habitados, más dimensiones más elevadas y también submundos de frecuencias más bajas. No hay solamente vida en la Tierra. El Big Bang explotó y la vida está diseminada por todo el universo. Entonces ese cuerpo esencial siempre estará atravesando escaños o dimensiones, o estados de conciencia o vibracionales, lo que sí termina es el estado existencial.

La existencia no es el estado esencial. La existencia es una experiencia de vida y llega a su fin cuando ese propósito de vida está cumplido. Y además uno sabe perfectamente cuando llega el momento de su muerte. Al estar la parte esencial unida a la existencial interactúan. Estando en un equilibrio psicológico y emocional intuimos cuándo nuestra misión está cumplida y no nos importa morir porque sabemos que no morimos. Entonces, ¿dónde está ese miedo? A lo desconocido. El ser humano siente miedo ante lo desconocido, es normal, es un condicionamiento más que hay en él. Hay mucha información sobre la muerte física, muchos estudios que demuestran que tras la muerte física hay algo más. Por lo tanto, conociendo estas cosas debemos perder el miedo a morir.

¿No será que no aceptamos las cosas de la tierra y que, como según dicen, ‘la tierra es un infierno y nos queremos ir con Dios’? ¿No será que no nos gusta vivir lo que llamamos negativo, que no es malo, es simplemente la dualidad de un planeta, y al sentir que no queremos estar aquí nos queremos ir al akhasa? Es que no nos vamos al akhasa. Cualquier cosa que estemos excluyendo de nuestra experiencia en la vida la tenemos que repetir porque no está integrada. Por lo tanto cuando la gente dice querer morir porque con Dios se está mejor (que no es así la historia porque Dios está en cada uno), está excluyendo una existencia de vida totalmente sagrada (pues nos habita algo sagrado, la esencia) y, entonces, tenemos que volver.

¿Por qué se suicida la gente? ¿Por qué acuden a las adicciones? ¿Por qué no se enfoca la existencia de otra forma y se buscan recursos, si hay infinitos? ¿No será que nos queremos marchar inconscientemente? Conscientemente no: “Ay, mi hijo… Mi coche…” ¿Pero inconscientemente no será que nos queremos ir a “casa”? Pues para volver a casa tenemos que empezar a integrar lo positivo y negativo; y verlo todo perfecto, justo y adecuado porque así nos va a venir solamente lo que tenemos que integrar para llegar a esa “casa” (akhasa). Y no llegamos en 5 minutos porque la energía contiene estados, escaños, dimensiones… y volvemos porque hay más cosas. Lo que pasa es que al estar aquí no somos conscientes de que estamos interactuando al mismo tiempo en otras dimensiones. Entonces desprendeos del miedo porque está paralizando un montón de cosas. ¿Miedo a qué si no dejamos de existir? Yo pongo la mano en el fuego, y si me tienen que matar que me maten, sobre la idea que tengo concebida sobre que la muerte es física nada más.

Muchas veces, momentos antes de morir tomamos conciencia de lo que no hicimos bien, tenemos un momento de recordatorio y nos arrepentimos de ciertas cosas. Entonces subimos a ese estado de 4ª Dimensión (4D), el que contiene dos astrales (positivo y negativo), liberados de la carga que la ley de causa y efecto ha producido. Como la conciencia es lúcida y sigue después de la muerte física, ahí es donde uno toma conciencia de lo que ha hecho en su vida terrestre. Y entonces nos liberamos, redimimos, interactuando con las personas a las que herimos… si es el caso.

Así que si tenéis miedo sobre la muerte, yo os digo que morir es una liberación. La ciencia lo corrobora diciendo: “cuidado, certificamos muerte cuando hay encefalograma plano pero creemos que hay algo más”.

La luz esa de la que dan testimonio personas que han tenido Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) es un efecto óptico que produce las neuronas del cerebro cuando no hay encefalograma plano. Eso se trata de un fenómeno físico aunque al mismo tiempo se está interactuando con la parte esencial. Las partes experimentales interactúan con las partes esenciales. Es decir, ¿no interactúa la mesa con el árbol? Sí, la mesa es un árbol. ¿Qué pasa cuando nos anestesian? Yo recuerdo en una operación que yo sentía a los médicos y yo estaba como quitándole importancia al mundo de la forma. Pero cuando tienes que volver es porque no era tu momento. ¿Cuántas veces muere una persona y regresa renovada, como si en esas décimas de segundo se hubiera dado un vuelco a su existencia y empiezan a escribir libros trascendentales, etc.? ¿No veis que el tiempo y el espacio ahí no existen? Aquí mil años es un flash ahí. Regresan porque no era su momento pero su compromiso era volver para explicar lo que con esa experiencia han entendido.

En el cerebro tenemos dos hemisferios: el izquierdo es el racional y el derecho el creativo. Nuestra parte psicológica, nuestro yo personal, cuenta las cosas según experiencias. Pero tenemos una parte esencial que tiene que contar también lo que siente cuando ve amanecer. Si no explicamos lo que sentimos desde el alma, no transmitimos lo que se encierra en la totalidad de nuestro ser. Todas las situaciones tienen que ser experimentadas. ¿Por qué anulamos la parte esencial y nunca la transmitimos? Cuando nacemos al mundo de la forma tenemos que transmitir el alma. Guardándonos eso excluimos la parte esencial y sólo por eso hay que volver a aquí. La transmisión interna y externa hay que darla. Si solamente transmito un 2% de mi parte esencial y tengo un 100% es como si sólo tuviera ese 2%. Por lo tanto, no estoy preparada para habitar una dimensión más sutil. Y no porque seamos ‘malos’… es cuestión de frecuencias vibratorias.

La energía no es personalidad. Ahora vivimos en estado de personalidad igual que vivimos anteriormente siendo piedra y luego árbol y luego aminoácido… y ahora caminamos a estados superiores sutiles porque en 5ª Dimensión (5D) ya no hay que copular para engendrar. Por eso nos estamos preparando en esta antesala para unificar, para que no haya dicotomía en el pensamiento, para que no haya división: rico-pobre, tonto-listo, malo-bueno… todo eso ya lo hemos atravesado.

El espíritu se comunica a través de la intuición, no tiene por qué aparecerse. No es así. En la 4ª Dimensión, el tránsito de la muerte física (donde vamos cuando salimos del cuerpo), hay un astral superior y un astral inferior. Ahí todavía hay dualidad. El astral inferior son las muertes que han sido dramáticas, de repente, los suicidios, etc… se llaman ritmos muy lentos. Por eso en la antigüedad dejaban a los cadáveres tres días y tres noches antes de ser enterrados y deberíamos hacerlo también en la actualidad. El desprendimiento energético en muertes fortuitas es muy lento. Y si se muere odiando, asesinando, etc. también. En ese estado se está en lo denso de la materia llamado astral inferior. Y ojo: aunque no se respire el oído y el olfato permanecen 8 horas… y se ve internamente. Dicho por la ciencia. Por eso tenemos que tener cuidado con lo que decimos cuando alguien fallece.

No pasa nada con la incineración porque la conciencia total no está. En el cuerpo sólo queda el sistema nervioso. Entonces, si nos quedamos en un astral inferior el desprendimiento del espíritu es lento, por eso es importante que empecemos a colocar energéticamente las situaciones psicológicas y emocionales. Eso es importante para no quedarnos ahí. Esto no quiere decir que si te vas al astral superior no vayas a reencarnar, porque seguimos estando en 4D, lo que pasa es que el desprendimiento es más rápido y la conciencia más lúcida. En el astral inferior lo que pasa es que no sabes dónde estás, a lo mejor te estás viendo y no puedes tocarte y es tan denso el desprendimiento que te sientes como en el “purgatorio”, como según lo llamaba la religión aunque no es así.

La reencarnación en ambos lados, astral inferior o superior, sería igual pero desde el superior nacerías en conciencia 10 y desde el astral inferior en conciencia 1 (véase curso “Los Diez estados de Dios en el hombre”).

Cuando estamos en una frecuencia vibratoria en equilibrio, por llamarlo de alguna manera, somos succionados por frecuencias más sutiles. Y cuando estamos en frecuencias bajas succionamos a frecuencias más densas. Hay dimensiones planetarias que están como el hombre de Cromañón, es decir, nosotros fuimos ellos y ellos serán nosotros. El juego de los escaños o dimensiones es dinámico, no es malo o bueno, es más denso o más sutil; son simplemente escaños que atraviesa el ser humano en la experiencia existencial.

Interactuamos con todo, por lo tanto, a quien está en astral inferior se le puede ayudar con oración y pensamiento positivo. Ese espíritu acude a ese mantra, da igual la religión que tengas. No son peticiones a alguien fuera de ti, son peticiones a lo elevado y eso elevado sigues siendo tú. No le pides al ángel, es que el ángel eres tú en estado cuántico. Elevas la conciencia para que esa alma, cuanto antes, vaya a su lugar, a esa parte cuántica que tenemos cada uno que son los ángeles y arcángeles del antiguo testamento. Pertenece a la antigüedad y estuvo bien, pero no hay ángeles ni arcángeles. Jesús no habla de ellos. Jesús dice: “Mi Padre y yo somos uno”. Habla de dimensiones y escaños.

Todo lo que emana del universo, que es energía, tiene que bajar a materializarse. De lo contrario habría una dicotomía en Dios. Y Dios no tiene ninguna dicotomía, es el Unígeno. Por lo tanto, la petición elevada es un mantra importantísimo. Cuando sepáis que alguien se ha suicidado o tiene un accidente dramático, hablad con la parte de Dios. Decid: “Padre, acógelo en tu seno”. El Padre Nuestro es un mantra con muchísimo poder. Cada uno desde su religión. Yo desde occidente digo: id a Jesús. Envolved desde el corazón de Jesús del rayo azul, porque tiene ese color, envolved a la persona para la que lleve a su seno. Se llama Pohwa. Y estaréis mandando elevación alada para que pronto se coloque en su lugar.

La verdad existencial personal de cada uno no es la verdad. La única verdad que existe es la verdad divina. La verdad que contiene el estado esencial de cada uno de nosotros. Esa es la única verdad. Tú verdad y tú verdad, y la de toda la humanidad, creará una verdad única. Pero no es la auténtica verdad, por lo tanto, lo que digo es mi verdad. Empezad a creer en la verdad que sintáis de esa parte esencial, que es la cósmica, lo divino, es la unificación de esa parte humana con la divina, porque somos también divinos.

¿Cómo podemos meter el océano en un agujerito pequeño en la arena? Metiendo solamente una gota del mar que contiene todos los elementos del océano. Ahí está el océano. Eso somos: la gota de Dios en 3D que contiene todos los elementos, esa pequeña partícula humana, del potencial cósmico. Es mi sentir.

Por lo tanto, no tengáis miedo a la muerte porque es una liberación. Y dad gracias por la vida y amad la Tierra porque no es mala, es dual. Y todo lo que estamos atravesando en la Tierra son cosas que ha creado la mente por efectos de las causas, por estados de ignorancia, nada más. No porque seamos malos. Estados de ignorancia porque somos muy chiquitinos. Porque solamente hay un 8% de conciencia neuronal lo demás está en el inconsciente, ahí guardado. Pronto va a salir el maestro interior. Entonces miedo… ¿miedo a qué? A nada.

Tenéis que aprovechar cada momento de vida que hay. ¿Sabéis qué es? Hay muchas clases de muerte, no solamente la física. Aprovechar el momento es levantarse todos los días agradeciendo a la vida, porque Dios es la vida, que tenemos ojos para ver, piernas para caminar y corazón para sentir. Que sea el primer saludo cuando os despertéis. Eso es estar vivos. Estar muertos es simplemente estar pensando en el estado material, en el trabajo, etc. eso es estar más muerto que vivo.

Y claro que puedo bajar a otra dimensión. Yo no puedo subir a otra dimensión más sutil con un pensamiento divido, en dicotomía, y sin corazón. Pero si estoy en una 5D sí puedo bajar a 3D a empujar el mundo. Eso es el bodhisattva. Esos son los avatares. Ese es Jesús, Buda, etc. Cada uno de nosotros hemos bajado con un compromiso de empujar. A nivel vibracional la partícula muerta necesita interactuar con la viva para despertar. ¿A qué os pensáis que hemos bajado?

A partir del año 1951 empezaron a nacer personas para empujar el mundo. Entre nosotros hay personas de 5D y pasan desapercibidas. A lo mejor somos nosotros y no lo sabemos porque hemos perdido el recuerdo de Dios. Pero si supiéramos que lo somos aparecería el peor de los egos, el ego superior. A estas personas se las conoce por su vibración. Así que esa resurrección de Jesús es en cada corazón, en cada persona de buena y mala voluntad. No hay ningún avatar más. Jesús fue el único que dijo: “Mi padre y yo somos uno”. Así que esa resurrección es tuya, aquí. Lo que llamamos simbólicamente “parir al hijo de Dios”. Porque Jesús hizo todo pero le faltó algo… le faltó la parte femenina simbólica. El principio del universo es mater. Se ha comprobado, es madre. Todos tenemos parte masculina y femenina por eso aparece la mater. A través de su resurrección se halla en madre. Por eso el parto del hijo de Dios es en cada uno de nosotros. ¿Estáis entendiendo? Padre y madre al mismo tiempo. Por eso es el momento de lo femenino. ¿Os dais cuenta? ‘Parir el hijo’ es que te des cuenta que has venido con el propósito de amar aunque no te amen. Y entonces te haces pater.

El amor siempre debería ser incondicional, puesto que un amor condicionado no es amor... A ver, hay que empezar a darle una lectura divina, divina y no personal, a todo lo que nos pasa.

Mucho antes de venir un niño al mundo, mucho antes de formarse el embrión, ese ser ya tiene conciencia. La frecuencia vibratoria de partículas se fusiona con la otra polar. Aunque no seamos conscientes nada más que en este, estamos en todos los estados de conciencia. Y sabemos que fuimos piedra, árbol… ¿No emanamos del potencial? ¿No está latente en nuestro inconsciente la omnipotencia absoluta de lo que llamamos Dios o Pre-eón o Principio Inteligente o Vacío Cuántico? Dependiendo de cómo evolucionamos vibracionalmente, pues como somos sistemas abiertos tendemos a ascender, va viniendo lo que hemos llamado ‘revelación’. ‘Sabiduría’. ¿Qué importa quiénes sean nuestros padres? El asunto es que alguien me trae aquí para experimentar lo que tengo que vivir para llegar al Akhasa. Porque salimos del Akhasa con Dios implícito en nosotros y atravesando escaños estamos en 3D, pero hemos estado en la piedra, etc. Y digo con Dios implícito porque Dios es energía y la energía nunca se va de lo que llamamos Vida.

La humanidad tiene 8% de conciencia neuronal, lo demás está latente en el inconsciente. Cualquier experiencia que hayamos vivido desde el principio de los tiempos queda impregnada como una impronta en el inconsciente personal y colectivo. Ya no olvidamos lo experimentado. Se llama conexión con la parte del tálamo del cerebro (hiperhipotálamo) que trae la reminiscencia a la conciencia esencial, quizás no a la personal, pero sí a la esencial.