Abordaremos el tema de
la muerte definiéndola como el fin de un proceso: la muerte puede ser
psicológica ante una idea, emocional y, también, física. Pero la muerte física
sólo es física. Sabemos que nacemos, nos desarrollamos y morimos. Y esos procesos
van a ser siempre los mismos en una tierra tridimensional dual como en la que
vivimos. Lo que pasa es que la medicina ya está diciendo que es posible la
inmortalidad. Es posible porque el cuerpo no enferma, se renueva cada cierto
tiempo…
Yo hablaría de una mala
muerte porque por ley tenemos que nacer, desarrollarnos y morir, pero podríamos
morir con ciento y pico años como en la antigüedad y sin ninguna enfermedad.
¿Por qué morimos rabiando? No es necesario morir sufriendo o con un cáncer con
40 años. Hay energías internas nuestras, tanto psicológicas como emocionales,
que producen la somatización de enfermedades. Ya sabéis que hay un lenguaje de
los órganos: que el páncreas y el hígado tiene que ver con el resentimiento y
las células del cáncer se desarrollan diferentes a otras y empiezan a avanzar.
¿Qué pasa cuando no somos nosotros mismos, cuando vamos contra natura de lo que
realmente somos? Nos estamos produciendo un cáncer. ¿Qué pasa cuando somos y
sentimos de una manera y no actuamos en consecuencia? ¿No estamos gestando un
cáncer? Yo tengo hijas enfermeras y me dicen que hay una pandemia de cáncer. Y
eso sucede en el momento que uno deja de ser uno mismo.
Todos tenemos todas las
enfermedades latentes. El cáncer también y sólo se marcha con la muerte.
Podemos paralizarlo con tratamientos que, por otra parte, perjudican a otros
órganos… Sólo si cambiamos la conciencia psicológica o emocionalmente seremos
autosuficientes para sanarnos a nosotros mismos.
Tenemos un campo
periespiritual que unifica al ente. Y en ese campo están todas las emociones
positivas y negativas. Porque no le importa al ente ni al universo si estamos
en positivo o negativo. Si estamos energéticamente descolocados de alguna
manera, cuando muere el cuerpo en la Tierra, el campo periespiritual no
atraviesa la última capa de bioesfera. Por eso volvemos a reencarnar. No saldremos
de este estado tridimensional hasta que todas las situaciones, tanto positivas
como negativas, estén totalmente integradas. La psique llama negativo a lo malo
y no es negativo, sólo es la otra cara de la moneda.
Deberíamos morir
sentados tranquilamente con ciento y pico de años. No es necesario el
sufrimiento en la Tierra. Tenemos un sistema nervioso que, si lo hay, siente
dolor, pero no tenemos que vivir el sufrimiento. El espíritu o la energía que
nos contiene no muere nunca. La energía según un principio científico ni se
crea ni se destruye, se transforma en etapas. Nos contiene una energía de un
98% y sólo un 2% es biología. Por lo tanto ya sabemos que somos un holograma,
que es real pero no es la realidad. Podemos estar eones de millones de tiempo
para volver a casa... A casa significa el ‘akhasa’, el Principio Inteligente,
de donde parte el ser humano Dios implícito en él. Pero aquí en 3D no podemos
ir a otras dimensiones con un pensamiento dual en dicotomía: “¿Me quiere? ¡Qué feliz! ¿No me quiere? Me
quito la vida”. Dándole el poder a lo que llamamos negativo por estructuras
y códigos seguimos en dualidad, por lo tanto, no saldremos todavía de aquí,
volviendo a reencarnar.
El akhasa no está a
años luz. Al mismo tiempo que estamos aquí, estamos allí. En el mundo de la energía
no hay tiempo ni espacio, todo es un mismo tiempo. No hay alto ni bajo, ni
izquierda ni derecha… todo eso pertenece al estado de tiempo lineal, donde
estamos. En la energía todo está interactuando al mismo tiempo. Por lo tanto,
está a años luz el akhasa medido en tiempo lineal porque todavía sentimos que
falta mucho para esa evolución. Por eso reencarnar no es malo. No podemos
volver a casa con situaciones en frecuencias de 125. Una bombilla de 125 no la
puedes enchufar a 220 porque se quema. No podemos volver al akhasa con
situaciones divididas sin integrar, ni siquiera vislumbrar todo lo que está en
5D porque nos quemaría el fuego, la luz, la vibración. He dicho antes que somos
frecuencias vibratorias en la energía que junto a una organización de átomos
componen la vida orgánica. Esas frecuencias no se pueden acoplar si hay división
(3D); así no podemos ir a un estado de unificación (5D)que sería el próximo
paso.
Esta carcasa física nos
impide que tengamos la libertad absoluta o la visualización absoluta de lo que
realmente somos. Por lo tanto, para mí la muerte física es una liberación.
La muerte viene cuando
la misión está cumplida. Puede llegar el momento con 5, con 20 o con 40 años. ¿Cuánta
gente ha muerto con 40 años, sentados y sin sufrimiento? Morimos cuando el
compromiso que cuánticamente traemos todos como propósito de existencia o de
experiencia llega a su fin.
Tenemos un cuerpo que
es etéreo, y ese cuerpo esencial, que parte de la Fuente Primigenia, del
akhasa, está intacto en nosotros. Y siempre está, vivamos aquí o en otro
planeta… porque hay más planetas habitados, más dimensiones más elevadas y
también submundos de frecuencias más bajas. No hay solamente vida en la Tierra.
El Big Bang explotó y la vida está diseminada por todo el universo. Entonces
ese cuerpo esencial siempre estará atravesando escaños o dimensiones, o estados
de conciencia o vibracionales, lo que sí termina es el estado existencial.
La existencia no es el
estado esencial. La existencia es una experiencia de vida y llega a su fin
cuando ese propósito de vida está cumplido. Y además uno sabe perfectamente
cuando llega el momento de su muerte. Al estar la parte esencial unida a la
existencial interactúan. Estando en un equilibrio psicológico y emocional intuimos
cuándo nuestra misión está cumplida y no nos importa morir porque sabemos que
no morimos. Entonces, ¿dónde está ese miedo? A lo desconocido. El ser humano
siente miedo ante lo desconocido, es normal, es un condicionamiento más que hay
en él. Hay mucha información sobre la muerte física, muchos estudios que
demuestran que tras la muerte física hay algo más. Por lo tanto, conociendo
estas cosas debemos perder el miedo a morir.
¿No será que no aceptamos
las cosas de la tierra y que, como según dicen, ‘la tierra es un infierno y nos
queremos ir con Dios’? ¿No será que no nos gusta vivir lo que llamamos
negativo, que no es malo, es simplemente la dualidad de un planeta, y al sentir
que no queremos estar aquí nos queremos ir al akhasa? Es que no nos vamos al
akhasa. Cualquier cosa que estemos excluyendo de nuestra experiencia en la vida
la tenemos que repetir porque no está integrada. Por lo tanto cuando la gente
dice querer morir porque con Dios se está mejor (que no es así la historia
porque Dios está en cada uno), está excluyendo una existencia de vida
totalmente sagrada (pues nos habita algo sagrado, la esencia) y, entonces,
tenemos que volver.
¿Por qué se suicida la
gente? ¿Por qué acuden a las adicciones? ¿Por qué no se enfoca la existencia de
otra forma y se buscan recursos, si hay infinitos? ¿No será que nos queremos
marchar inconscientemente? Conscientemente no: “Ay, mi hijo… Mi coche…” ¿Pero inconscientemente no será que nos
queremos ir a “casa”? Pues para volver a
casa tenemos que empezar a integrar lo positivo y negativo; y verlo todo
perfecto, justo y adecuado porque así nos va a venir solamente lo que tenemos
que integrar para llegar a esa “casa” (akhasa). Y no llegamos en 5 minutos
porque la energía contiene estados, escaños, dimensiones… y volvemos porque hay
más cosas. Lo que pasa es que al estar aquí no somos conscientes de que estamos
interactuando al mismo tiempo en otras dimensiones. Entonces desprendeos del
miedo porque está paralizando un montón de cosas. ¿Miedo a qué si no dejamos de
existir? Yo pongo la mano en el fuego, y si me tienen que matar que me maten,
sobre la idea que tengo concebida sobre que la muerte es física nada más.
Muchas veces, momentos antes
de morir tomamos conciencia de lo que no hicimos bien, tenemos un momento de
recordatorio y nos arrepentimos de ciertas cosas. Entonces subimos a ese estado
de 4ª Dimensión (4D), el que contiene dos astrales (positivo y negativo),
liberados de la carga que la ley de causa y efecto ha producido. Como la
conciencia es lúcida y sigue después de la muerte física, ahí es donde uno toma
conciencia de lo que ha hecho en su vida terrestre. Y entonces nos liberamos,
redimimos, interactuando con las personas a las que herimos… si es el caso.
Así que si tenéis miedo
sobre la muerte, yo os digo que morir es una liberación. La ciencia lo
corrobora diciendo: “cuidado, certificamos
muerte cuando hay encefalograma plano pero creemos que hay algo más”.
La luz esa de la que
dan testimonio personas que han tenido Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM)
es un efecto óptico que produce las neuronas del cerebro cuando no hay
encefalograma plano. Eso se trata de un fenómeno físico aunque al mismo tiempo
se está interactuando con la parte esencial. Las partes experimentales
interactúan con las partes esenciales. Es decir, ¿no interactúa la mesa con el
árbol? Sí, la mesa es un árbol. ¿Qué pasa cuando nos anestesian? Yo recuerdo en
una operación que yo sentía a los médicos y yo estaba como quitándole
importancia al mundo de la forma. Pero cuando tienes que volver es porque no
era tu momento. ¿Cuántas veces muere una persona y regresa renovada, como si en
esas décimas de segundo se hubiera dado un vuelco a su existencia y empiezan a
escribir libros trascendentales, etc.? ¿No veis que el tiempo y el espacio ahí
no existen? Aquí mil años es un flash ahí. Regresan porque no era su momento
pero su compromiso era volver para explicar lo que con esa experiencia han entendido.
En el cerebro tenemos
dos hemisferios: el izquierdo es el racional y el derecho el creativo. Nuestra
parte psicológica, nuestro yo personal, cuenta las cosas según experiencias.
Pero tenemos una parte esencial que tiene que contar también lo que siente
cuando ve amanecer. Si no explicamos lo que sentimos desde el alma, no
transmitimos lo que se encierra en la totalidad de nuestro ser. Todas las
situaciones tienen que ser experimentadas. ¿Por qué anulamos la parte esencial
y nunca la transmitimos? Cuando nacemos al mundo de la forma tenemos que
transmitir el alma. Guardándonos eso excluimos la parte esencial y sólo por eso
hay que volver a aquí. La transmisión interna y externa hay que darla. Si
solamente transmito un 2% de mi parte esencial y tengo un 100% es como si sólo
tuviera ese 2%. Por lo tanto, no estoy preparada para habitar una dimensión más
sutil. Y no porque seamos ‘malos’… es cuestión de frecuencias vibratorias.
La energía no es
personalidad. Ahora vivimos en estado de personalidad igual que vivimos
anteriormente siendo piedra y luego árbol y luego aminoácido… y ahora caminamos
a estados superiores sutiles porque en 5ª Dimensión (5D) ya no hay que copular
para engendrar. Por eso nos estamos preparando en esta antesala para unificar,
para que no haya dicotomía en el pensamiento, para que no haya división: rico-pobre, tonto-listo, malo-bueno…
todo eso ya lo hemos atravesado.
El espíritu se comunica
a través de la intuición, no tiene por qué aparecerse. No es así. En la 4ª
Dimensión, el tránsito de la muerte física (donde vamos cuando salimos del
cuerpo), hay un astral superior y un astral inferior. Ahí todavía hay dualidad.
El astral inferior son las muertes que han sido dramáticas, de repente, los
suicidios, etc… se llaman ritmos muy lentos. Por eso en la antigüedad dejaban a
los cadáveres tres días y tres noches antes de ser enterrados y deberíamos
hacerlo también en la actualidad. El desprendimiento energético en muertes
fortuitas es muy lento. Y si se muere odiando, asesinando, etc. también. En ese
estado se está en lo denso de la materia llamado astral inferior. Y ojo: aunque
no se respire el oído y el olfato permanecen 8 horas… y se ve internamente.
Dicho por la ciencia. Por eso tenemos que tener cuidado con lo que decimos
cuando alguien fallece.
No pasa nada con la
incineración porque la conciencia total no está. En el cuerpo sólo queda el
sistema nervioso. Entonces, si nos quedamos en un astral inferior el
desprendimiento del espíritu es lento, por eso es importante que empecemos a
colocar energéticamente las situaciones psicológicas y emocionales. Eso es
importante para no quedarnos ahí. Esto no quiere decir que si te vas al astral
superior no vayas a reencarnar, porque seguimos estando en 4D, lo que pasa es
que el desprendimiento es más rápido y la conciencia más lúcida. En el astral
inferior lo que pasa es que no sabes dónde estás, a lo mejor te estás viendo y
no puedes tocarte y es tan denso el desprendimiento que te sientes como en el
“purgatorio”, como según lo llamaba la religión aunque no es así.
La reencarnación en
ambos lados, astral inferior o superior, sería igual pero desde el superior
nacerías en conciencia 10 y desde el astral inferior en conciencia 1 (véase
curso “Los Diez estados de Dios en el hombre”).
Cuando estamos en una
frecuencia vibratoria en equilibrio, por llamarlo de alguna manera, somos
succionados por frecuencias más sutiles. Y cuando estamos en frecuencias bajas
succionamos a frecuencias más densas. Hay dimensiones planetarias que están
como el hombre de Cromañón, es decir, nosotros fuimos ellos y ellos serán
nosotros. El juego de los escaños o dimensiones es dinámico, no es malo o
bueno, es más denso o más sutil; son simplemente escaños que atraviesa el ser
humano en la experiencia existencial.
Interactuamos con todo,
por lo tanto, a quien está en astral inferior se le puede ayudar con oración y
pensamiento positivo. Ese espíritu acude a ese mantra, da igual la religión que
tengas. No son peticiones a alguien fuera de ti, son peticiones a lo elevado y
eso elevado sigues siendo tú. No le pides al ángel, es que el ángel eres tú en
estado cuántico. Elevas la conciencia para que esa alma, cuanto antes, vaya a
su lugar, a esa parte cuántica que tenemos cada uno que son los ángeles y
arcángeles del antiguo testamento. Pertenece a la antigüedad y estuvo bien,
pero no hay ángeles ni arcángeles. Jesús no habla de ellos. Jesús dice: “Mi
Padre y yo somos uno”. Habla de dimensiones y escaños.
Todo
lo que emana del universo, que es energía, tiene que bajar a materializarse.
De lo contrario habría una dicotomía en Dios. Y Dios no tiene ninguna
dicotomía, es el Unígeno. Por lo tanto, la petición elevada es un mantra
importantísimo. Cuando sepáis que alguien se ha suicidado o tiene un accidente
dramático, hablad con la parte de Dios. Decid: “Padre, acógelo en tu seno”. El Padre Nuestro es un mantra con
muchísimo poder. Cada uno desde su religión. Yo desde occidente digo: id a
Jesús. Envolved desde el corazón de Jesús del rayo azul, porque tiene ese
color, envolved a la persona para la que lleve a su seno. Se llama Pohwa. Y
estaréis mandando elevación alada para que pronto se coloque en su lugar.
La verdad existencial
personal de cada uno no es la verdad. La única verdad que existe es la verdad
divina. La verdad que contiene el estado esencial de cada uno de nosotros. Esa
es la única verdad. Tú verdad y tú verdad, y la de toda la humanidad, creará
una verdad única. Pero no es la auténtica verdad, por lo tanto, lo que digo es
mi verdad. Empezad a creer en la verdad que sintáis de esa parte esencial, que
es la cósmica, lo divino, es la unificación de esa parte humana con la divina,
porque somos también divinos.
¿Cómo podemos meter el
océano en un agujerito pequeño en la arena? Metiendo solamente una gota del mar
que contiene todos los elementos del océano. Ahí está el océano. Eso somos: la gota
de Dios en 3D que contiene todos los elementos, esa pequeña partícula humana,
del potencial cósmico. Es mi sentir.
Por lo tanto, no
tengáis miedo a la muerte porque es una liberación. Y dad gracias por la vida y
amad la Tierra porque no es mala, es dual. Y todo lo que estamos atravesando en
la Tierra son cosas que ha creado la mente por efectos de las causas, por
estados de ignorancia, nada más. No porque seamos malos. Estados de ignorancia
porque somos muy chiquitinos. Porque solamente hay un 8% de conciencia neuronal
lo demás está en el inconsciente, ahí guardado. Pronto va a salir el maestro
interior. Entonces miedo… ¿miedo a qué? A nada.
Tenéis que aprovechar
cada momento de vida que hay. ¿Sabéis qué es? Hay muchas clases de muerte, no
solamente la física. Aprovechar el
momento es levantarse todos los días agradeciendo a la vida, porque Dios es la
vida, que tenemos ojos para ver, piernas para caminar y corazón para sentir. Que
sea el primer saludo cuando os despertéis. Eso es estar vivos. Estar muertos es
simplemente estar pensando en el estado material, en el trabajo, etc. eso es
estar más muerto que vivo.
Y claro que puedo bajar
a otra dimensión. Yo no puedo subir a otra dimensión más sutil con un
pensamiento divido, en dicotomía, y sin corazón. Pero si estoy en una 5D sí
puedo bajar a 3D a empujar el mundo. Eso es el bodhisattva. Esos son los
avatares. Ese es Jesús, Buda, etc. Cada uno de nosotros hemos bajado con un
compromiso de empujar. A nivel vibracional la partícula muerta necesita
interactuar con la viva para despertar. ¿A qué os pensáis que hemos bajado?
A partir del año 1951
empezaron a nacer personas para empujar el mundo. Entre nosotros hay personas
de 5D y pasan desapercibidas. A lo mejor somos nosotros y no lo sabemos porque hemos
perdido el recuerdo de Dios. Pero si supiéramos que lo somos aparecería el peor
de los egos, el ego superior. A estas personas se las conoce por su vibración.
Así que esa resurrección de Jesús es en cada corazón, en cada persona de buena
y mala voluntad. No hay ningún avatar más. Jesús fue el único que dijo: “Mi padre y yo somos uno”. Así que esa
resurrección es tuya, aquí. Lo que llamamos simbólicamente “parir al hijo de Dios”. Porque Jesús hizo
todo pero le faltó algo… le faltó la parte femenina simbólica. El principio del
universo es mater. Se ha comprobado,
es madre. Todos tenemos parte masculina y femenina por eso aparece la mater. A través de su resurrección se
halla en madre. Por eso el parto del hijo de Dios es en cada uno de nosotros.
¿Estáis entendiendo? Padre y madre al mismo tiempo. Por eso es el momento de lo
femenino. ¿Os dais cuenta? ‘Parir el hijo’ es que te des cuenta que has venido
con el propósito de amar aunque no te amen. Y entonces te haces pater.
El amor siempre debería
ser incondicional, puesto que un amor condicionado no es amor... A ver, hay que
empezar a darle una lectura divina, divina y no personal, a todo lo que nos
pasa.
Mucho antes de venir un
niño al mundo, mucho antes de formarse el embrión, ese ser ya tiene conciencia.
La frecuencia vibratoria de partículas se fusiona con la otra polar. Aunque no
seamos conscientes nada más que en este, estamos en todos los estados de
conciencia. Y sabemos que fuimos piedra, árbol… ¿No emanamos del potencial? ¿No
está latente en nuestro inconsciente la omnipotencia absoluta de lo que
llamamos Dios o Pre-eón o Principio Inteligente o Vacío Cuántico? Dependiendo
de cómo evolucionamos vibracionalmente, pues como somos sistemas abiertos
tendemos a ascender, va viniendo lo que hemos llamado ‘revelación’. ‘Sabiduría’.
¿Qué importa quiénes sean nuestros padres? El asunto es que alguien me trae
aquí para experimentar lo que tengo que vivir para llegar al Akhasa. Porque salimos
del Akhasa con Dios implícito en nosotros y atravesando escaños estamos en 3D,
pero hemos estado en la piedra, etc. Y digo con Dios implícito porque Dios es energía y la energía nunca se va de
lo que llamamos Vida.
La humanidad tiene 8% de
conciencia neuronal, lo demás está latente en el inconsciente. Cualquier experiencia
que hayamos vivido desde el principio de los tiempos queda impregnada como una
impronta en el inconsciente personal y colectivo. Ya no olvidamos lo
experimentado. Se llama conexión con la parte del tálamo del cerebro
(hiperhipotálamo) que trae la reminiscencia a la conciencia esencial, quizás no
a la personal, pero sí a la esencial.
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